Inaudito, cierto, pero ignoro
si frecuente por falta de personal, lo que les ocurrió a quienes entre las
estaciones de Calamocha y Valencia viajaron en el último tren de ayer domingo 26 de agosto sin pagar al no ser visitados por personal de Renfe para
que lo hicieran, y en el final de trayecto salieron en València Nord por puerta
abierta quienes ocupaban la mitad de un automotor diésel moderno tipo 599.
A los quince viajeros de
Calamocha se unieron quienes subieron en Santa Eulalia del Campo, Cella,
Teruel, Sarrión, Mora de Rubielos, Segorbe y Sagunto.
Como en Caminreal, estación
anterior a Calamocha, se cruzan los trenes y retornan los interventores a sus
procedencias de Valencia y Zaragoza, la revisora del tren hacia Zaragoza se
encontraría con los viajeros que no pudieron pagar sus billetes desde Sagunto y
continuaban viaje.
Viajeros gratamente
sorprendidos en estos tiempos que cobran por todo, mayor déficit para el
servicio ferroviario, y lo más grave no
constar en las estadísticas de utilización de los trenes, ya que ayuda a la
supresión de paradas en estaciones por escasa o nula utilización.
Quién sabe si lo hacen para
compensar a los usuarios de unos servicios lentos para esta época por muchos
años de despreocupación ministerial para modernizar el tramo entre Sagunto y Teruel.
Por problemas técnicos llegó a
Calamocha con 16 minutos de retraso que el pundonoroso y profesional maquinista
redujo a cinco a pesar de circular a marcha lenta en la mayor parte del
trayecto entre Sagunto y Cabanyal por las obras del tercer carril.
Las contradicciones en España,
mucho paro y falta de personal para algunos servicios básicos.
Esteban Gonzalo Rogel